jueves, 25 de noviembre de 2010

Sobre las fuentes terminológicas de productos sanitarios (o la falta de las mismas)

libro prohibido.jpg

Alternativas fiables

La traducción de productos sanitarios obliga al traductor a manejar terminología de campos diversos, según lo expone claramente la doctora Paz Gómez Polledo (2008) en su ponencia desarrollada en las III Jornadas Científicas y Profesionales de Tremédica, "Medical devices: traducción de inglés a español según la legislación vigente en España".

..se requieren conocimientos de:

  • terminología médica, técnica y jurídica en las lenguas fuente y destino;
  • unidades de medida de una gran variedad de magnitudes;
  • el significado de las especificaciones técnicas (electricidad, electromagnetismo, informática, etc.);
  • la legislación comunitaria y nacional que regula la comercialización y el uso de los productos sanitarios;
  • el lenguaje empleado en la legislación vigente.

Sin embargo las fuentes terminológicas de consulta fiables brillan por su ausencia al menos no existen obras que aglutinen, como mínimo por especialidad, los diversos campos del conocimiento que participan en dicho corpus terminológico. Es decir, el traductor debe ingeniárselas para buscar fuentes aisladas parciales, a veces contradictorias, cada vez que participa en un proyecto de traducción de dispositivos médicos. Obviamente existe una parte común entre diversos proyectos que, una vez encontrada una fuente fiable, pueden mantenerse sin mayores problemas, pero debido a la propia naturaleza variable de la temática (aplicaciones y campos médicos, técnicas experimentales, etc) existe una parte que queda abierta a nuevas fuentes de consulta.

En fechas recientes he iniciado un proyecto de traducción de analizadores para DIV y aunque es posible encontrar terminología "suelta", aquí y allá en diversos diccionarios, un aspecto fundamental que afecta a la traducción de estos dispositivos es la normativa aplicable, tanto al propio dispositivo, como al tratamiento de los reactivos y las muestras. Debido a la mencionada falta de fuentes, decidí documentarme en este aspecto con un abordaje más práctico que, aunque estoy seguro que alguno de vosotros ya ha practicado en mi caso supone una novedad interesante, sobre todo por el uso de nuevas tecnologías. El viaje comienza por el uso de la página http://eur-lex.europa.eu/es/index.htm EurLex, el repositorio legislativo europeo (Consejo de Europa, Parlamento Europeo, etc). Lógicamente es un repositorio que aloja la documentación oficial en diversos idiomas de las más variadas temáticas, desde medioambiente, hasta seguridad aérea, pero con criterios de búsqueda específicos se puede acceder a un corpus bilingüe bastante completo.

A partir de aquí, existen dos opciones:

1ª La "manual" ... artesanal, es decir la lectura de una fuente, marcado de palabras relevantes y búsqueda de traducción en la lengua meta.

2ª La más "moderna", el uso de programas de análisis de corpus (Wordsmith, por ejemplo http://www.lexically.net/wordsmith/version5/index.html) que mediante algoritmos extraen las palabras de mayor relevancia en ambos textos para luego cruzar los datos y emparejar las traducciones uno mismo.

Ante la falta de recursos bilingües, respositorios de este tipo y el empleo de programas como Wordsmith pueden resultar una solución excelente para hacernos con un corpus oficial. Por supuesto habrá traducciones más o menos discutibles, pero al fin y al cabo están sancionadas por un organismo oficial, al menos en el caso que nos ocupa.

Perdonad por la longitud del artículo y espero vuestros comentarios.

PD. Gracias a María Covella desde La Argentina por su amable indicación de un error tipográfico.