Nota de uso, mal uso y abuso
Uno de los libros de cabecera de muchos de los que traducimos del inglés en temas de medicina y afines es el afamado y nunca poco alabado Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, de nuestro estimadísimo y admirado doctor Fernando Navarro (ya le veo tornarse del color de la portada de su obra, pues a su sapiencia, verbo fácil y didáctica encantadora, une la modestia y timidez de los verdaderos sabios y eruditos).
De las muchísimas perlas contenidas en sus elaboradas entradas, una de ellas se repite cual martilleante recordatorio a traductores y correctores de la veleidad y capricho del "uso" (si el gran F. de Saussure, padre de una de las ramas de la moderna Lingüística, levantara la cabeza) en la terminología médica (y me atrevería a decir cientificotécnica actual en español). Sí, se trata de la Nota de uso:
Nota: Para quienes otorguen primacía al criterio de frecuencia de uso puede ser interesante saber que, debido a la presión del inglés " " está en los textos especializados tan difundido en la práctica que son muy pocos los revisores que se atreven a corregirlo en un texto para publicación.
Recientemente, en otra entrada de esta bitácora, Batallitas terminológicas I, comenté cómo un proyecto de oftalmología había estado bien gestionado desde su base terminológica con la aquiescencia y colaboración de todas las partes involucradas en el proyecto: cliente final, agencia, traductores y revisores.
Bien, en la actualidad me encuentro trabajando en otro proyecto para la misma agencia, que no cliente final, que se haya situado en las antípodas de aquel modélico proyecto. Yo puedo, y debo respetar las opiniones de todos los integrantes de esta cadena que es la traducción (a todos los niveles), puedo entender, y entiendo que existen traducciones que por fuerza de repetirse llegan a parecer correctas y que se utilizan, en el entorno de trabajo científico, por asimilación, accesibilidad e incluso con objetivos comunicativos (todo el mundo en el laboratorio nos entendemos así), pero qué dirían si, entre algunas perlas engarzadas en oro blanco nos encontramos con que Liquid rinse lo traducen por Líquido de Rinse y, pese a mis quejas, súplicas, pataleos y demás quebrantos del alma me responden: es que nosotros lo llevamos traduciendo así mucho tiempo e incluso aparece en el software del analizador IVD...., no queremos que los técnicos se confundan si utilizamos otra expresión.
Luego uno, que dicho sea de paso no es técnico de laboratorio, intenta explicarle al cliente que Líquido de Rinse no es una traducción aceptable (ni buena, ni mala, ni siquiera habría que llamarla "traducción") de Liquid Rinse, por mucho que el software la incluya y los técnicos sepan de qué hablamos.
El cliente insiste en que no va a cambiar su opción de traducción y me acuerdo de la Nota de uso, con matices pero aplicable, luego me acuerdo también de mis niños y la hipoteca: yo lo he intentado, pero no mandé a mis neuronas a luchar contra correctores inquisidores de la pérfida Albión. Lo lamento Hermes, tus mensajes no llegan al entendimiento de quien debe tomar las decisiones. Creo que este trabajo no lo citaré en mi lista de proyectos completados. Tengo que aceptar la Nota de uso como una amarga píldora, amarga sí, pero real como la vida misma.
Moraleja: si sobra el trabajo se debate hasta las últimas consecuencias, si no, tus convicciones (lingüísticas/traductológicas) se supeditan a los designios del cliente... ya lo dicen los anglosajones que de esto saben un rato: Customer is King!