lunes, 31 de enero de 2011

Batallitas terminológicas II: el reverso tenebroso

Nota de uso, mal uso y abuso

Uno de los libros de cabecera de muchos de los que traducimos del inglés en temas de medicina y afines es el afamado y nunca poco alabado Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, de nuestro estimadísimo y admirado doctor Fernando Navarro (ya le veo tornarse del color de la portada de su obra, pues a su sapiencia, verbo fácil y didáctica encantadora, une la modestia y timidez de los verdaderos sabios y eruditos).

De las muchísimas perlas contenidas en sus elaboradas entradas, una de ellas se repite cual martilleante recordatorio a traductores y correctores de la veleidad y capricho del "uso" (si el gran F. de Saussure, padre de una de las ramas de la moderna Lingüística, levantara la cabeza) en la terminología médica (y me atrevería a decir cientificotécnica actual en español). Sí, se trata de la Nota de uso:

Nota: Para quienes otorguen primacía al criterio de frecuencia de uso puede ser interesante saber que, debido a la presión del inglés "    " está en los textos especializados tan difundido en la práctica que son muy pocos los revisores que se atreven a corregirlo en un texto para publicación.

Recientemente, en otra entrada de esta bitácora, Batallitas terminológicas I, comenté cómo un proyecto de oftalmología había estado bien gestionado desde su base terminológica con la aquiescencia y colaboración de todas las partes involucradas en el proyecto: cliente final, agencia, traductores y revisores.

Bien, en la actualidad me encuentro trabajando en otro proyecto para la misma agencia, que no cliente final, que se haya situado en las antípodas de aquel modélico proyecto. Yo puedo, y debo respetar las opiniones de todos los integrantes de esta cadena que es la traducción (a todos los niveles), puedo entender, y entiendo que existen traducciones que por fuerza de repetirse llegan a parecer correctas y que se utilizan, en el entorno de trabajo científico, por asimilación, accesibilidad e incluso con objetivos comunicativos (todo el mundo en el laboratorio nos entendemos así), pero qué dirían si, entre algunas perlas engarzadas en oro blanco nos encontramos con que Liquid rinse lo traducen por Líquido de Rinse y, pese a mis quejas, súplicas, pataleos y demás quebrantos del alma me responden: es que nosotros lo llevamos traduciendo así mucho tiempo e incluso aparece en el software del analizador IVD...., no queremos que los técnicos se confundan si utilizamos otra expresión.

Luego uno, que dicho sea de paso no es técnico de laboratorio, intenta explicarle al cliente que Líquido de Rinse no es una traducción aceptable (ni buena, ni mala, ni siquiera habría que llamarla "traducción") de Liquid Rinse, por mucho que el software la incluya y los técnicos sepan de qué hablamos.

El cliente insiste en que no va a cambiar su opción de traducción y me acuerdo de la Nota de uso, con matices pero aplicable, luego me acuerdo también de mis niños y la hipoteca: yo lo he intentado, pero no mandé a mis neuronas a luchar contra correctores inquisidores de la pérfida Albión. Lo lamento Hermes, tus mensajes no llegan al entendimiento de quien debe tomar las decisiones. Creo que este trabajo no lo citaré en mi lista de proyectos completados. Tengo que aceptar la Nota de uso como una amarga píldora, amarga sí, pero real como la vida misma.

Moraleja: si sobra el trabajo se debate hasta las últimas consecuencias, si no, tus convicciones (lingüísticas/traductológicas) se supeditan a los designios del cliente... ya lo dicen los anglosajones que de esto saben un rato: Customer is King!

Revista Panace@

Un honor y un placer

Que la revista Panace@ es algo más que una revista prestigiosa es algo que todos los que llevamos cierto tiempo en el mundo de la traducción cientificotécnica sabemos, que además es bien conocida en ambos lados del Atlántico gracias a su exquisita presentación, el contenido asombrosamente fresco, interesante y didáctico que semestre a semestre no ofrece, es algo público y notorio.

Por ello, si desde su equipo editorial te piden que colabores en ella y al mismo tiempo te proporciona el medio para difundir los contenidos de esta bitácora en pañales, pues es imposible decir que no. Aprovecho para hacer saber a todos que acaba de publicarse el último número de Panace@ , disponible en la dirección http://www.tremedica.org/panacea/PanaceaActual.htm

Compartir tribuna con tan eminentes colaboradores, aunque solo sea para promocionar esta incipiente bitácora me hace sentir una enorme satisfacción.

Gracias a todo el equipo editorial de Panace@ y al nutrido grupo de colaboradores que la hacen posible, gracias por todo.

José Mª Montero

www.mediwords.es

 

domingo, 2 de enero de 2011

Localización del firmware

Graphic_LCD_Display.jpg

Traducción del firmware en dispositivos médicos

 

Firmware, según el diccionario de Javier Collazo Inglés-Español de informática, computación y otras materias afines tiene diversas acepciones, entre ellas la de:

 

1. Programería incorporada en forma estable e imborrable;

 

2. Instrucciones programáticas puestas en forma más o menos permanente en la memoria de control;

 

3. Memoria de solo lectura [ROM] microprogramada.

 

El firmware es el término usado para describir el software almacenado en los dispositivos de hardware. Este software incluye programas o datos almacenados en la Memoria de solo lectura (ROM) de un dispositivo. Parte del firmware lo componen los mensajes mostrados en las pantallas LCD de los diversos dispositivos.

Existen diversas cuestiones a tener en cuenta al localizar los textos que aparecen en las pantallas LCD. El texto traducible habitualmente se almacena en código fuente C. Una vez traducido el texto, los archivos fuente deben compilarse y los resultados se prueban en el dispositivo de hardware. Los aspectos más importantes aquí son las restricciones de longitud y el soporte de caracteres:

 

Restricciones de longitud: las opciones de expansión de texto son bastantes limitadas en una pantalla LCD. Debe realizarse un comentario para el traductor acerca de la máxima longitud de las cadenas de texto. Hay que tener en cuenta las diversas longitudes de las traducciones/idiomas aplicables al dispositivo.

Soporte de caracteres: este depende principalmente del firmware (el motor que muestra el texto en la LCD) que se utilice. Por ejemplo, si el firmware no admite caracteres acentuados, el fabricante del firmware deberá actualizar a otra versión del firmware que soporte caracteres acentuados. La posibilidad de errores por la falta de caracteres acentuados debe tenerse en cuenta por parte del fabricante y actualizar el firmware para poder usar dichos caracteres.

 

Para probar el firmware localizado resulta importante disponer de un dispositivo que ejecute el firmware además de una utilidad que permita al usuario cargar el firmware compilado en el dispositivo. También es posible usar emuladores que simulan en un PC/Mac la pantalla LCD del dispositivo.

 

Todos estos aspectos son importantes en la localización de productos sanitarios que dispongan de firmware localizable ya que, por su propia naturaleza no es posible disponer de ayuda en pantalla (o muy restringida) y es necesario que los mensajes y opciones estén claramente identificadas para evitar posibles malas interpretaciones.

En mi experiencia, la traducción del firmware resulta más compleja cuanto menos consciente es el fabricante del mismo de los aspectos de localización más evidentes: por ejemplo la limitación excesiva de caracteres que obliga, con frecuencia a acortar las palabras de forma poco natural, el formato de fechas que se debe mantener en un formato no habitual (MM/DD/AA), etc.

Lo más gratificante, en mi opinión, es la posibilidad de probar en el propio dispositivo el firmware localizado y compilado.